Mitología griega: mis historias favoritas

Desde pequeña me gusta la Mitología Griega. Alguna época más, otra, como la de ahora, menos, ya que lo que son historias son, muchas veces, anécdotas peores en la vida real, sean de Heras despiadadas dispuestas a llegar a ha er violar y matar a sus "contrincantes" como hombres Baco "disfrutando" del alcohol sin parar... 

Pero sí, hay historias muy bonitas y otras dramáticas que me llaman la atención y, de alguna forma, me gustan. Y éstas son:


- Afrodita y Ares. La diosa Venus o Afrodita se unía eventualmente con dioses y semidioses que no eran su marido Hefesto el dios herrero al que, en cierta forma, quería por feo que fuese. Sí bien se veía con Ares el Dios de la Guerra a escondidas, en unos de sus encuentros fue encontrada por Hefesto con su amante en la cama, a quienes envolvió a ambos desnudos con un manto mágico que no les permitía moverse, y enseñó humillando a todos los dioses del Olimpo, cual venganza por su desdén. Y, sin embargo, continuaron unidos.

- Eros y Psique. Eros se enamoró de la mortal Psique quién, sin saber quién era, dormía con él sin mirarle la cara. Un día rompió el pacto, y cuando supo quién era su amante, la madre Afrodita la humilló a cumplir tres pruebas para aprobar su unión. Si bien se dice en algún libro que no lo pudo superar, en la mayoría de casos la mortal ganó el resto y fue llevada al templo de los dioses, convirtiéndose en la inmortal esposa del Dios y siendo la Diosa de la Psicología y ciencias afines.

- Apolo y Dafne. Apolo era un dios muy promiscuo, y afortunadamente correspondido por todas, o casi todas. La excepción fue Dafne, una ninfa de quien se enamoró debido a una jugarreta de Eros, ya que, tras un enfado con el dios de la música, le disparó una flecha del amor mientras que a la supuesta amada le disparó una de odio. El efecto fue el esperado, ya que mientras el macho la perseguía, ella sintió tal repugnancia que rogó a su padre que la convirtiera en árbol, algo que hizo. La corona de Apolo está realizada con hojas de ese árbol, un laurel, al que veneró eternamente.

- Eco y Narciso. La arrogancia de un hombre fue su trampa mortal, ya que pese a que la ninfa Eco (castigada por Hera a sólo repetir palabras debido a su romance con Zeus) le amase, no pudo evitar que el hombre arrogante con suma belleza que no la correspondía muriese al enamorarse de su propio rostro al verse en un lago y caer en él. Nacieron las flores narcisos de esa historia, muy utilizadas en ramos y en torno a la belleza.

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